Mire, Don Carlos, lo que son las cosas, si parece que fue ayer que tomé setenta pavas de mate…

- No puede ser cierto…

- ¡¿Qué cosa?!

- Lo de las pavas, Don Santiago, es bolazo.

- ¡Qué va a ser bolazo! Como veinte pavos me comí, de un solo saque… y no sólo pavos, chanchos también.

- ¡Qué chancho ni chancho! Usté dijo pavas, pavas de mate.

- No puede ser… no puede ser, si yo mate no tomo porque me cai mal.

- ¡Ah! ¿Le cae mal el mate, pero pavos y chanchos puede comer?

- Ni probarlos puedo… tengo l’estómago muy delicau, lo que sí me gusta es tomar mate, eso sí, ¿ve?

- ¡Pero… qué dice! ¡Si recién me dijo que le caía mal!

- ¿¡Quién me cae mal!? Si soy amigo de todos acá en el pueblo.

- La comida, me refiero…

- ¡Ah, eso sí! Chancho es lo único que puedo probar, chancho frito nomás.

- Pero no, ¡si chancho es lo más pesado que hay pa’comer!

- Nooo, usté se confunde, el mate es más pesao qu’ el chancho.

- Pero, ¿¡qué dice hombre!? El mate no le cae mal a nadie.

- ¡Ah! No le va a caer, no le va a caer… ¿Y las tortas fritas, ah?

- …pero…estamos hablando del mate, no de las tortas fritas.

- ¡Ve! Ahí es donde usté se equivoca; estábamo hablando de comer chancho y usté me salió con el mate.

- Yo no salí con el mate. ¡Usté salió!

- ¿Con quién?

- Con el mate…

- ¡Ah! Si será zonzo ¡Cómo voy a salir con un mate! Con mi mujer puede ser, pa’ Navidá… estábamo hablando de comer chancho y me dice de ir a pasiar con un mate…

- No, de lo que estábamo hablando era de que el chancho es más pesado, para el estómago, que el mate.

- Y seguro… quién le va a decir lo contrario.

- ¡Usté! ¡Usté! Antes decía que el mate es más pesado que el chancho.

- No, mire… eso no se lo puedo haber dicho porque yo chancho nunca probé.